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25 marzo 2014

En peligro activistas de derechos humanos en el norte de Sri Lanka

Mientras el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra examina una resolución en la que se pide una investigación internacional de presuntos crímenes de guerra en Sri Lanka, defensores y defensoras de los derechos humanos en el norte de este país han sido arrestados, detenidos y amenazados.

La destacada activista de derechos humanos srilankesa Balendran Jeyakumari fue detenida el 13 de marzo junto con su joven hija en Kilinochchi, en el norte de Sri Lanka. Funcionarios confirmaron su detención por el Departamento de Investigación Terrorista en el centro de detención de Boosa. Su hija fue entregada después al Departamento de Libertad Condicional y los Servicios de Atención de Menores.

El Departamento de Investigación Terrorista tiene un amplio historial en el uso de la tortura y otros malos tratos por parte de sus agentes, tanto en el centro de detención de Colombo como en el de Boosa. Las autoridades de Sri Lanka afirman que Balendran Jeyakumari fue detenida por dar refugio a un sospechoso en un tiroteo, lo cual ella ha negado ante el juez. Varias personas, entre ellas un destacado parlamentario local, han acusado a las autoridades de Sri Lanka de montar el incidente para incriminarla. En febrero pasado, Jeyakumari había informado a la sociedad civil local y los medios de comunicación internacionales de que la seguía un grupo de individuos no identificados y que estaba aterrorizada.

Otros dos destacados defensores de los derechos humanos, K. M. Rukshan (Ruki) Fernando y  Praveen Mahesan, sacerdote católico, fueron detenidos por dicho Departamento en aplicación de la Ley de Prevención del Terrorismo, tras intentar investigar la detención de Balendran Jeyakumari y asegurarse de que su hija estaba bien. Los dos quedaron en libertad sin cargos el 18 de marzo, pero siguen en peligro de sufrir hostigamiento y volver a ser detenidos, además de enfrentarse a otras restricciones de sus derechos.

Balendran Jeyakumari y su hija han sido muy visibles en las manifestaciones contra las desapariciones forzadas, exigiendo información sobre su hijo, Mahindan, que, según ésta afirma, fue reclutado forzosamente por los Tigres de Liberación de Eelam Tamil y desapareció tras entregarse a las fuerzas del gobierno en 2009.

Ambas también han animado activamente a otras mujeres a denunciar la desaparición de sus seres queridos. Tras su detención, otras mujeres que exigen responsabilidades por presuntas desapariciones forzadas dijeron a defensores de los derechos humanos de Sri Lanka que habían recibido amenazas telefónicas de la policía y que también estaban preocupadas por su seguridad.

El 16 de marzo, tres días después de la detenciónde la activista, las fuerzas de seguridad de Kilinochchi y Mullaitivu lanzaron en los distritos septentrionales  una operación de búsqueda a gran escala de un hombre que, según dijeron, había pertenecido a los Tigres de Liberación de Eelam Tamil, estaba intentando ayudar a su "reagrupación" y había disparado a la policía cuando ésta trataba de detenerlo.

No lo encontraron, pero durante la operación se detuvo para interrogarlas a varias personas que fueron agredidas físicamente, entre ellas un hombre que había tratado de grabar las imágenes de la detención de su hermano. Ambos hermanos quedaron después en libertad sin cargos. Las operaciones de búsqueda continuaron el 20 de marzo en los pueblos situados entre Mullaitivu y Vavuniya, donde se informó de más detenciones.

Ruki Fernando ocupa actualmente el puesto de asesor de temas de derechos humanos para el Centro de Documentación sobre Derechos Humanos INFORM, en Colombo. Praveen Mahesan, sacerdote católico, ha trabajado como director del Centro para la Paz y la Reconciliación radicado en Jaffna y es párroco de Kilinochchi. Ambos son conocidos por su trabajo en apoyo de las víctimas de violaciones de derechos humanos y de sus familias.

La policía de Kilinochchi dijo a otro activista que estaba preocupado por la suerte del padre Praveen y de Ruki Fernando y que ambos estaban detenidos por facilitar "información falsa" sobre la situación de los derechos humanos en el norte de Sri Lanka que dañaba la reputación del país en el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.

El oficial al mando de la policía de Kilinochchi dijo a un abogado radicado en Colombo que Fernando y Praveen eran sospechosos porque habían visitado a familias que habían perdido a algún miembro en la guerra. Funcionarios de Colombo afirmaron después que los activistas estaban siendo interrogados sobre el intento de "reagruparse" de los Tigres de Liberación desde el extranjero o que estaban "incitando a la violencia entre comunidades".

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