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17 octubre 2013

Una incineración farragosa

“El 19 de junio, miércoles, alrededor de las 10.15 de la mañana, José Prat Teixidó se desplomó frente a la puerta del Palacio de Versalles tras apearse de un autobús turístico. Un momento antes había avisado a su pareja, Marisa, de que se estaba mareando. Falleció tres días más tarde al filo del mediodía en el Hospital André Mignot de Le Chesnay. El infarto lo derribó después de tres intentos a los 81 años.

Pasadas las dos de la tarde del 1 de julio, bajo un sol infernal que ahogaba hasta a los termómetros, recibió sepultura en el Cementerio de San Fernando de Sevilla, la ciudad donde residía. Habían transcurrido trece días. Si José Prat Teixidó hubiera podido hablar, antes de que una paletada de cemento pusiera fin a su paso por este mundo, habría hecho suya aquella máxima de García Márquez que dice que uno no se muere cuando debe, sino cuando puede.

“Llevo más de 13 días en los que no he tenido un sueño de más de dos o tres horas”, cuenta su hijo José Antonio. Hasta el miércoles de la semana siguiente no recibió una llamada de El Corte Inglés, la empresa con la que su padre contrató las vacaciones en Francia. Había viajado a París en compañía de su hermana para repatriar el cadáver. Allí les esperaba Marisa. Mientras tanto, el resto de la expedición turística continuaba el viaje hacia Frankfurt.”

Lee el resto del reportaje en “Una incineración a fuego muy lento”, en sevilla report.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Realmente duro...