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15 septiembre 2013

Padania catalana

“Si Cataluña desea independizarse debería hacerlo con cargo a su propio bolsillo, no al nuestro. Vista desde el Sur, la deriva secesionista de la Padania patria se antoja un perfecto dislate porque pretende romper la caja de caudales de un Estado que, siendo bastante imperfecto, al menos defiende un cierto equilibrio para repartir las monedas existentes. Ningún nacionalismo, en realidad, tiene nada que ver con el corazón. Su idea de patria se reduce a un extracto bancario. Cataluña, en estos momentos, no puede sino elegir entre dos dependencias distintas: o la estatal o la que beneficiaría a sus clases dirigentes. Las mismas que han dejado a su amada patria endeudada hasta las cejas. Nadie arruina aquello que realmente ama a menos que tu negocio consista en lucrarte a costa de incitar confusión mental de los patriotas. La Cataluña que reclama la independencia está en situación de quiebra técnica por la gestión de sus propias élites, su deuda es igual a la de un bono-basura y parte de su nomenclatura está siendo procesada por enviar a Suiza algunas de las plusvalías obtenidas gracias a su amor al terruño. La tierra engancha, pero el dinero atrapa más. José Martí, el escritor cubano, decía que la felicidad de un pueblo descansa en la independencia individual de cada uno sus habitantes. No se me ocurre mejor definición para explicar la verdadera libertad, que es la que disfrutan las personas, no las tribus. De nada sirve agitar una bandera y cantar un himno si los hijos de los patriotas se mueren de hambre. Y eso, en Cataluña, ya está sucediendo.”


Sigue leyendo en “Delirio en la Padania”, por Carlos Mármol.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Interesante reflexión...