Justicia para José Luis, el conductor de Tussam que se suicidó en 2008

Esta mañana de domingo soleado me la ha alegrado especialmente una noticia: el Tribunal Supremo ha confirmado la muerte de José Luis Alonso, conductor de Tussam que se quitó la vida en 2008 tras sufrir un brutal acoso laboral por parte de la dirección de la empresa, como accidente laboral. Su viuda e hijos podrán percibir por tanto las prestaciones de viudedad y orfandad que se derivan de estos casos.

Es la primera pata de un proceso que espero aún no haya terminado. Porque en la muerte de José Luis hay responsabilidades que todavía no se han depurado. El comportamiento de la dirección de la empresa durante todo el proceso fue de un ensañamiento incomprensible y de obviar a conciencia las medidas precautorias que dictaba el sentido común. Y sobre todo, porque algunos de los que tienen mucho que aclarar en este asunto todavía gozan de despachos y sueldos pagados con dinero público y no han rendido cuentas sobre su nefasta gestión.

Espero que, aunque la justicia es demasiado lenta en estos casos, la familia del compañero, la que más ha sufrido durante todos estos años la desgracia de perder de esa manera tan trágica a un ser querido, persevere en su empeño de hacer justicia y de limpiar su nombre. Porque los que deben sentarse en el banquillo y rendir cuentas sobre sus actos están impunemente paseando las calles y sentados en despachos oficiales.

Quienes lo conocimos personalmente nos reconfortamos con mantenerlo en nuestro recuerdo y con la esperanza de que, aunque tarde, se repare al fin su memoria y se ponga a cada cual en el lugar que merece.