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22 enero 2012

Un referéndum para la Torre Pelli

Para gustos, los colores. La sabiduría hecha refrán. No voy a entrar a dilucidar si estéticamente la Torre Pelli merece o no figurar en el centenario sky line de Sevilla. Tampoco me voy a decantar en el longevo e inútil debate de la Sevilla eterna o la de la modernidad impostada.

Para mí la ciudad se reinventa cada día sin llegar nunca a salir de sí misma, en una especie de vorágine de sí misma que se perpetúa y se alimenta de sus propios mitos. Pero si algo he echado siempre de menos en la apasionada vida de esta ciudad que adoro es el protagonismo de sus ciudadanos. Los sevillanos, por lo general, preferimos siempre que nos hagan la ciudad a hacerla nosotros mismos, entre todos. Y eso siempre se suele pagar muy caro.

No es la Unesco ni ninguno de sus asesores quienes tienen el derecho a decidir qué tipo de ciudad queremos. Somos quienes vivimos en ella los que estamos legitimados para hacerlo. Sobre todo cuando el coste de una u otra decisión lo vamos a pagar de nuestros depauperados bolsillos. No es una cuestión de partidismo político ni de ideologías. Se trata de que cojamos las riendas de nuestra ciudad para modelarla a nuestra manera. De defender la dignidad de Sevilla por encima de posicionamientos individuales e interesados. Algo que pocas veces hemos sido capaces de hacer con humildad.

Es por ello que, como sevillano, exijo un referéndum para participar en la decisión de lo que ha de hacerse con la problemática torre. No se trata de dilucidar qué político se ha equivocado y qué otro no. Sino de ser consecuente y formar parte de una decisión cuyo coste, muy elevado por cierto, va a sufragarse con dinero que parte saldrá de mi bolsillo.

Y porque además, ya es hora de que los políticos se acostumbren a contar con los ciudadanos para decisiones importantes y que que les afectan directamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No es entendible que, en estos tiempos de crisis donde se está recortando por todas partes y "lo que te rondaré morena", se sigan construyendo este tipo de obras faraónicas con unos costes desproporcionados para las arcas de todos donde los únics beneficiados serán la constructora y los políticos de turno que amen de comisones por concedersela se llevaan su buen fajo para el bolsillo y los perjudicados seremos todos con mas subidas de impuestos para que se sigan enriqueciendo este tipo de personajes. No escarmentaremos nunca por seguir permitiendo este tipo de atropellos.
A parte de todo eso que no es poco, personalmente, me parece un edificio que desentona totalmente con la ciudad de Sevilla y con la zona en la que se ubica.

Gregorio Verdugo dijo...

Enrique: a esta gente les preocupa más lo calentito que se les está poniendo el sillón que las ideas necesarias para regenerar el partido.