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06 diciembre 2011

Nada que celebrar

Treinta y tres años después de dotarnos de una carta magna tras cuarenta de dictadura volvemos a estar en el mismo sitio que siempre. No hay nada que celebrar.

Esa Constitución que tantas esperanzas despertó en este pueblo es hoy una infanta violada por los pederastas de los poderes financieros. La reforman a su gusto, sin consultar a nadie, a espaldas de los ciudadanos y con nocturnidad y perversa alevosía, aunque ello suponga una manifiesta pérdida de la soberanía nacional a favor de quienes no pasan ni siquiera por las urnas para legitimar su omnímodo poder.

Tras los sucesos que se están acaeciendo cada vez hay menos incentivos para acudir a votar a unas elecciones manifiestamente absurdas, donde no se decide nada en absoluto. Un trámite obligatorio para que los de siempre sigan haciendo lo mismo que hasta ahora sin tener que rendir cuentas a nadie.

Ni siquiera aquel viejo sueño referente de pertenecer a una Europa de los valores y los derechos que tanto ansiamos un día parece tener hoy sentido. Hoy Europa sólo existe en la calculadora mente de quienes perpetran con ella negocios sustanciales con pingues beneficios. Nos desmonta lo que tardamos más de tres décadas en construir y nos devuelve al punto de partida sin posibilidad de retorno.

Tan triste que no hay nada que celebrar.

3 comentarios:

Tanhäuser dijo...

Haz un pequeño cálculo. Cuál es la edad del más joven que la votó.

Anónimo dijo...

Si los gobiernos hicieran bien sus deberes y no se endeudaran hasta las trancas no sería necesaria la intervención de los mercados entrando al rescate imponiendo sus condiciones.
Claro que para que los gobiernos no se endeuden tanto sería esencial la colaboración de todos trabajando mas y hablando menos y cobrando en función de la productividad.
Claro que en la condición humana esta el egoismo, la codícia y la avaricia aprovechandose siempre del esfuerzo del mas débil.
Injusto es echar la culpa a los políticos o a los mercados cuando a todas las escalas nos comportamos de esa forma.
Difícil solución entonces si somos tan tontos que no aprendemos nada de la historia y seguimos cometiendo los mismos errores de siempre. Cuando las cosas van bien esprimimos tanto la vaca que la acabamos secando y cuando van mal los que les va a tocar joderse es a los de siempre.
Malos tiempos se avecinan...

Anónimo dijo...

Bien, ya tenemos la receta para evitar el endeudamiento de los Estados, que no de los gobiernos, que el anonimo ha compartido con nosotros. Tres son sus premisas; una, trabajar mas, dos, hablar menos y tres cobar en funcion de la productividad. Las primera significa que hay que eliminar del Estatuto de los trabajadores la limitacion de la jornada de 40 horas semanales y permitir que cualquiera pueda trabajar cuantas horas sean necesarias. O lo que es lo mismo, a pesar de los avances tecnologicos la unica manera de incrementar la productividad es realizar mas horas de trabajo. Es decir, que, por ejemplo, un minero que sacaba a pico y pala en una jornada de trabajo de 12 horas 60 kilos de carbon, a razon de 5 kilos por hora, esa era su productividad, debe de volver a trabajar 12 horas, pero esta vez con una barrena que le permite sextuplicar los kilos de carbon. Lo cual quiere decir que la tecnologia, si se mantiene inamovible la misma jornada, no facilita la vida al ser humano, ni tampoco genera productividad. Del mismo modo, la productividad no depende del trabajador, pues es un principio liberal ampliamente reconocido que la organizacion del trabajo es competencia de la empresa. O lo que es lo mismo, si una empresa no es productiva debemos mirar hacia quien tiene los medios,tanto legales como economicos, para que lo sea. La segunda premisa es, y permitame que reconozca mi ignoracia, hablar menos, lo que quiere decir es que mientras mas se hable menos productivos somos. Lo siento, no entiendo la relacion entre una cosa y otra, pero si usted lo dice seguro que ha encontrado alguna. Y la tercera es la de cobrar en funcion de la productividad. No se, pero me da a mi que cuando el Banco de Santander hace balance de su gestion y expone los miles de millones de euros de beneficos anuales no los reparte entre los trabajadores y los accionistas. Creo, corrijame si me equivoco, que solo da dividendo a los accionistas.Mire, los Estados han de endeudarse, ha sido así a lo largo de al menos los ultimos 2500 años. No sirve ese principio liberal de solo gasto lo que ingreso, porque podria darse el caso de que solo podriamos tener dinero para comprar 1000 vacunas contra el sarampion pero tengamos 1500 niños enfermos ¿ Será usted el que le ponga nombre y apellidos a los 500 que se quedaran sin ellas? Yo, permitame, preferiré siempre endeudarme.