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16 diciembre 2011

Los cinco días aciagos de Sergey Udaltsov

Sergey Udaltsov es un dirigente del movimiento político ruso frente de Izquierda que cuenta a sus espaldas con un largo historial de detenciones por organizar o participar en manifestaciones pacíficas para denunciar las tropelías del régimen.

El pasado 4 de diciembre, día en que se celebraron las elecciones parlamentarias en Rusia, fue detenido a la salida de una estación de metro en Moscú por agentes vestidos de civil y se le impuso una pena de cinco días de detención administrativa por supuestamente negarse a obedecer órdenes policiales.

Un amigo que le acompañaba en aquel momento afirmó ante el tribunal que en el informe de la policía se citaba un lugar diferente de donde se había producido la detención y que los agentes no se identificaron de forma inmediata como policías.

El verdadero motivo de la detención es impedir que el dirigente político pudiera participar en las manifestaciones pacíficas en protesta por el presunto fraude electoral. Desde entonces se encuentra recluido y se le niega el tratamiento médico que necesita tras realizar varias huelgas de hambre durante las últimas semanas. Sergey padece una afección renal y, según varios informes, ha perdido el conocimiento en varias ocasiones.

El 7 de diciembre fue trasladado a un hospital. La orden de detención administrativa finalizó el 9 de diciembre y Sergey intentó salir para asistir a una manifestación, pero la policía le obligó a permanecer en el centro hospitalario para garantizar que no pudiera acudir a la protesta.

El 10 de diciembre la policía lo llevó ante un tribunal y se le impuso una nueva condena de 15 días de detención administrativa por, presuntamente, haberse fugado durante el período de detención tras su arresto anterior, ocurrido el 12 de octubre.

En aquella ocasión, el arresto se produjo cuando se manifestó contra lo que él consideraba una violación de los procedimientos electorales, como la denegación de la inscripción de partidos de la oposición y la falta de participación pública en la política en general. Fue condenado a 10 días de detención administrativa en dicha fecha.

Los últimos días de su arresto los pasó en el hospital, lugar que abandonó el día 20 de octubre, cuando ya se encontraba mejor. En aquellos momentos no se encontraba bajo vigilancia y los médicos no tenían instrucciones de enviarlo de nuevo al centro de detención policial.

Amnistía Internacional ha tenido acceso a la versión de los testigos presenciales, material fotográfico y audiovisual que demuestran que Sergey no había violado la ley antes de su detención.

El 11 de diciembre Sergey fue trasladado de nuevo al hospital ante el empeoramiento de su estado. La mañana del 12 de diciembre, la policía presionó a los médicos para que le dieran el alta y fuese trasladado de nuevo al centro de detención. Uno de los médicos que lo atendió ha dicho al abogado del dirigente que cree que necesita ser hospitalizado.

A este paso, el deseo de Sergey de manifestarse a toda costa contra los abusos y fraudes del régimen puede hasta costarle la vida. En la Federación Rusa, intentar desentrañar la realidad suele pagarse muy caro.

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