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01 septiembre 2011

Soñar en #acampadaparlamento Sevilla

Llevamos años quejándonos de que los jóvenes de este país no se manifiestan, no se implican en la vida política y en las decisiones que nos afectan a todos. Que son unos pasotas a quienes nada interesa. Que sólo se preocupan de vivir su vida bajo la sombra protectora del paraguas paternal, sin complicaciones. Y eso que dicen que son la generación más preparada de este país en muchos años.

Pero sólo hace falta darse una vuelta por una de sus acampadas, detenerse y escuchar, charlar con ellos y prestar atención a lo que piensan, a lo que quieren de nosotros y a lo que les gustaría hacer con sus vidas.

Están decepcionados con una sociedad que los condena sin ni siquiera darles una oportunidad para demostrar de lo que son capaces. Una sociedad que los ha juzgado y etiquetado sin conocerlos, sin preocuparse por saber lo que pasaba por sus cabezas ni su particular forma de entender la vida.

Y están indignados, y cabreados, porque nunca han dejado de sentirse personas, y porque, al contrario de lo que la gran mayoría piensa, a ellos sí que les preocupa su futuro, ese que a día de hoy no existe, y que ellos se han empeñado en cambiar para mejor.

Ahora, cuando han tomado la decisión de no callar, de hacer saber al resto de la sociedad lo que piensan y lo que quieren, cuando sienten la determinación de participar para que su futuro no se construya sin ellos, no se lo permitimos.

Y los callamos mediante maniobras parlamentarias ilegítimas, cuando no a golpes de porra y represión directamente, como en los viejos tiempos. Cualquier cosa menos escucharlos, menos permitirles que participen en la vida pública a su manera y que aporten todo aquello que consideren de interés.

Los excluimos y los condenamos a la marginalidad, porque no nos gustan sus propuestas, o porque el miedo nos impide ver en ellas su trasfondo y nos quedamos atascados en el trozo de nuestro status quo que se llevarán por delante.

Una sociedad que trata así a sus jóvenes está hipotecando su futuro de antemano y, como consecuencia, negándose a sí misma toda posibilidad de soñar. Y las sociedades que no sueñan hace ya muchos siglos que murieron.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y digo yo... ¿Por qué no se presentan en forma de partido político a las próximas elecciones generales y presentan sus propuestas y alternativas para conseguir votos en vez de hacer el perroflauta por las calles de dios?
Si quieren conseguir algo ha de ser así. Nuestros políticos pueden dormir tranquilos porque si estos jovenes, los que quieren cambiar el mundo, solo saben hacer esto que dios nos pille confesaos...

Gregorio Verdugo dijo...

Anónimo: todo lleva su tiempo, de momento a quien están perjudicando obviamente es a la izquierda. Pero la izquierda parece no enterarse, va a sus cosas, que curiosamente coinciden con exactitud con las de la derecha.