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14 septiembre 2011

Periodismo de alto riesgo en Pakistán

Rehmatullah Darpakhel, periodista paquistaní, fue secuestrado la tarde del 11 de agosto por unos desconocidos armados en la región de Waziristán Septentrional, en el noroeste de Pakistán, frecuente escenario de actividades insurgentes. El periodista se encontraba haciendo la compra en su ciudad natal, Miran Shah, en el momento de su captura. Desde entonces se desconoce su destino y paradero y las autoridades paquistaníes no ha efectuado ninguna investigación adecuada.

Rehmatullah es un periodista experto y con fama de cubrir las noticias de manera imparcial y uno de los pocos que informaban desde la agencia tribal de Waziristán Septentrional, uno de los frentes más activos y peligrosos del conflicto que se desarrolla entre los talibanes y las fuerzas internacionales.

Hasta ahora nadie se ha atribuido la autoría del secuestro, pero se teme que las fuerzas de seguridad paquistaníes o los talibanes de la zona, que han participado en secuestros y ejecuciones extrajudiciales durante las operaciones militares en el noroeste del país, tengan algo que ver.

Periodistas del Sindicato Tribal de Periodistas, del que era vicepresidente, afirman que temen por su futuro y se sienten indefensos por no poder hablar sobre el secuestro de su colega debido al temor a las represalias del ejército y de los talibanes.

Amnistía Internacional ha solicitado a las autoridades Pakistaníes que garanticen una investigación minuciosa y sin demora sobre las circunstancias del secuestro de Rehmatullah Darpakhel, así como sobre los homicidios y abusos contra otros periodistas.

A medida que empeora la situación de seguridad de Pakistán y que el gobierno se ve presionado para abordar las crecientes actividades terroristas e insurgentes, los periodistas en Pakistán, especialmente los que trabajan en las zonas afectadas por el conflicto, se ven sometidos a amenazas y ataques cada vez mayores, tanto por parte de agentes estatales como no estatales, por informar sobre violaciones de derechos humanos.

A menudo están expuestos a amenazas como intimidación, secuestro, tortura bajo custodia y homicidios selectivos en todo Pakistán y especialmente en el noroeste, Beluchistán y Karachi.
Solo en agosto hubo varios ataques contra medios de comunicación, en algunos de los cuales estuvieron implicadas autoridades de las fuerzas del orden. El día 6, según los informes, la policía registró la redacción del diario Mashriq, que se publica en urdu, alegando que buscaban a un delincuente. Tras las protestas de los periodistas, el jefe de la policía local suspendió a los agentes responsables del registro.

Ocho días más tarde, el 14 de agosto, el periodista Muneer Shakir murió a tiros a manos de dos hombres armados que iban en una moto en Khuzdar, Baluchistán. El incidente se produjo poco después de que el periodista informara sobre una protesta organizada por una organización separatista baluchi. Nadie se atribuyó la responsabilidad del crimen, pero, según los informes, las organizaciones separatistas baluchis han prohibido a los periodistas que informen sobre sus actividades.

Otros informes desvelan que un jefe administrativo de Samaa TV y otros dos trabajadores de los medios de comunicación fueron detenidos y golpeados por la policía en el suburbio de Peshawar de Hayatabad el 19 de agosto, tras ir a un hospital de Hayatabad al que habían trasladado a las víctimas de un atentado suicida con explosivos. Los periodistas fueron puestos en libertad horas después, tras las protestas de colegas y sindicatos de prensa.

Un equipo de trabajadores del canal de noticias de televisión Khyber News, que emite en pastún, cayeron en una emboscada a mediodía en el centro de Peshawar el 22 de agosto. Mientras la policía presenciaba la escena sin intervenir,unos hombres en dos motocicletas y un automóvil bloquearon el paso del equipo de TV, le dispararon e hirieron a uno de sus periodistas al alcanzarlo con una piedra, provocándole graves heridas en la cabeza. Los policías se negaron a ayudar al periodista herido. Al parecer, el ataque fue en reacción a un informe del canal de televisión sobre la presunta corrupción en el gobierno provincial de Khyber Pakhtunkhwa.

Según el Comité para la Protección de los Periodistas, la mayoría de los homicidios de periodistas han sido llevados a cabo con impunidad, y hay 17 asesinatos de periodistas que siguen sin resolver desde 2001.

El veterano periodista Saleem Shahzad fue secuestrado por desconocidos el 29 de mayo en Islamabad y su cadáver fue hallado con señales de tortura dos días después cerca de su vehículo abandonado en el noroeste del país.

En octubre del año pasado, Shahzad afirmó que había recibido amenazas de muerte de los Servicios de Información del ejército (ISI) por su investigación sobre la presunta infiltración de Al Qaeda en el ejército paquistaní.

En una breve nota tras la presunta amenaza, Shahzad manifestó que si lo mataban sería responsabilidad de los ISI. Se ha abierto una investigación pública sobre el secuestro y asesinato de Saleem Shahzad, pero se da por hecho que los servicios de información paquistaníes no serán debidamente investigados.




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