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06 julio 2011

El PSOE se asoma al ágora

La repercusión del 15M da la impresión de haber conseguido que nuestros políticos le estén viendo las orejas al lobo y hayan decidido ponerse las pilas. Raro es el día que, entre los titulares que difunden los medios, no se abre paso algún guiño solapado destinado a captar la atención de la mirada de aquellos que han decidido patearse las calles en demanda de una democracia más creíble y efectiva.

En Andalucía, durante el homenaje al denominado padre de la patria andaluza, Blas Infante, planeó la sombra de los indignados, de manera que a algunos sólo les faltó decir que el notario ideólogo del andalucismo estuvo acampado en las setas.

No es el grito que se ha escuchado en las plazas del país durante los últimos meses. No se trata de desbrozar una plegaria ante una estatua inerte esperando una concesión caprichosa del más allá. Así es como lo entiende el marketing político, ese secuestrador inmisericorde del espacio y el debate público. Sería más aconsejable que los políticos saliesen de una vez al ágora a discutir los problemas públicos con los ciudadanos que se ven afectados por ellos. Es de lo que se trata y no de subterfugios publicitarios ideados más para acallar voces que para resolver conflictos.

Ha sido el PSOE quien más intentos de aproximación ha llevado a cabo, sobre todo a raíz del espaldarazo electoral del pasado 22 de mayo. Los socialistas claman a los cuatro vientos que han escuchado y reflexionado sobre la voz de la ciudadanía expresada a través de las urnas. Una interesante declaración de intenciones que conviene no perder de vista, aunque puede ser insuficiente, quedarse en un mero adorno para embellecer el mueble bar, de no tomarse con la seriedad debida .

El pretendido cambio en la manera de hacer política se efectúa liderado por los actuales dirigentes, es decir, por los mismos responsables de la infinitud de fallos que han provocado que los ciudadanos se tiren a las calles y plazas a demostrar su indignación. Sagrado es el derecho de rectificación si la contrición es sincera.

En este contexto se han dedicado a lanzar propuestas específicas que recogen parte o algunas de las reivindicaciones del movimiento ciudadano. Las becas prometidas por Griñán para recuperar estudiantes, la promesa de tramitar una iniciativa legislativa en favor de la dación en pago de la hipoteca, el amago de supresión de los privilegios de los cargos públicos, la promesa de regular las viviendas ilegales o el impulso a la creación del escaño 110 en la cámara andaluza para la tramitación legislativa de iniciativas populares caminan en ese sentido.

Lo que no quita para que miembros del movimiento 15M hayan advertido que no se trata de distraer a la opinión pública con propuestas de cara a la galería y que incluso pueden suponer una carga de profundidad para las que han emanado directamente de las asambleas ciudadanas.

La vertiente interna del remodelado, la que concierne a la estructura orgánica e institucional del partido, tampoco se ha librado de la renovación del decorado. Han recomendado a los alcaldes que escuchen los mensajes del 15M y, durante el último comité provincial del PSOE de Sevilla, las peticiones a no hacer oídos sordos a las exigencias de la ciudadanía se sucedían, como llamadas a las puertas del cielo.

Promesas de cambios en profundidad con políticos fiables para afrontar los nuevos tiempos. En palabras de algún experimentado militante “escuchar, escuchar y escuchar”. Algo nada desdeñable dados los tiempos que corren, pero cojo si no se acompaña de la conjugación de otro verbo imprescindible: dialogar.

Cambiar las estructuras internas y viciadas durante años de un partido enquistado en el poder no es tarea fácil. En algunos sectores de la militancia incluso levanta ciertos recelos, dada la situación de “un PSOE enfermo, sin iniciativa, y que le cuesta un mundo asumir lo que la ciudadanía pide a voces”. Esto no es óbice para que se vea con cierta esperanza el documento de trabajo aprobado, que “habrá que enriquecer pero que es buen punto de partida”. En definitiva, una formación que se debate en un mar de dudas y que le tiene verdadero pánico al cambio, pero que descubre cada día que pasa que sin un adecuado proceso de adaptación estaría cavando su propia tumba.

La clave ya no es sólo ideológica, la clave es la ciudadanía. Enriquecer la cultura política en democracia con propuestas reales y una acción política encaminada a implantarlas. Abandonar el dominio de la imagen y bajar al suelo del espacio comunicativo público, abierto, libre y participativo para debatir con los ciudadanos.

Es una inversión del sentido que se ha venido siguiendo hasta ahora. El pluralismo se ha trasladado a la red y de ahí a la plaza pública y los políticos han pretendido seguir aplicando la misma metodología en un escenario totalmente diferente. El resultado no podía ser otro que el que se ha producido.

A los líderes ya no les basta con ser pastores de ovejas, ahora además han de saber escuchar y plegarse a las exigencias de transparencia que les exigen los ciudadanos y que deberían convertirse en leyes de obligado cumplimiento. Han de ser verdaderas correas de transmisión del interés general. O eso, o el lobo les dilapida el rebaño.



2 comentarios:

Enrique dijo...

Yo no estoy en posición de instruir lo que es mejor para el PSOE, eso les corresponde a los afiliados, pero como ciudadano con derecho a voto si estoy en posición de apuntar lo que creo sería lo mejor para mi país. Oír a la calle y ejecutar sus demandas les ayudaría a recuperar la credibilidad perdida, aunque no solo esto, lo que todos piensan y nadie dice es la necesaria celebración de un congreso donde se renueve la cúpula dirigente que lo ha llevado al descredito más absoluto. Todos aquellos socialistas de verdad, no los que esconden sus desvergüenzas y su verdadera ideología detrás del traje de marca y la corbata, de restaurantes de lujo, es decir, la militancia debería exigir a sus dirigentes abrazar la ortodoxia socialista. Ellos mismos. Salud Grego.

Gregorio Verdugo dijo...

Enrique: está claro que como no se espabilen el golpetazo será mayor.