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13 abril 2011

La caída del imperio Chaviano

Juan Carlos Escudier

"De los hijos de los primeros espadas de la política hay varios hechos incuestionables. Uno es su facilidad para escapar a las garras del desempleo y el otro su querencia por determinadas profesiones, y entre ellas una pasión desmedida por el asesoramiento empresarial. El hijo de un político no suele hacerse fontanero o astrofísico sino consultor, y si se encuentra abiertas de par en par las puertas de las consejerías o las cajas de ahorro y le llueven los contratos es por su valía y su desparpajo, nunca por sus relaciones o sus influencias. El aplicadísimo Iván no iba a ser la excepción a esta regla sagrada.

El chico de Chaves no es el Juan Guerra de los cafelitos y el despacho en la delegación del Gobierno. Es un visitador diplomado en el St. Michael’s School, un licenciado universitario que ejemplifica la transformación de Andalucía. Quienes crean que su padre disfrutó con la lapidación de la que fue objeto Alfonso Guerra, su íntimo enemigo, a cuenta de las peripecias de su hermanísimo allá por los 90, encontrarán en el caso cierta justicia poética, un descarnado bucle histórico. En referencia a la tropa familiar, ya decía Romanones que si no existieran hijos, yernos, hermanos y cuñados los jefes de Gobierno se ahorrarían muchos disgustos."

Más en “Fin de ciclo en Andalucía”.



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