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10 febrero 2011

Irán, la sonrisa hipócrita del verdugo

Esta es la triste historia de dos menores que tuvieron la desgracia de nacer en Irán. Probablemente, de haber nacido en otro lugar diferente no correrían en estos momentos un serio peligro de ser ejecutados, cuando sólo tienen 19 años.

Fatemeh Salbehi es una iraní de 19 años que fue acusada del asesinato de su marido, Hamed Sadeghi, cuando tenía 16 años de edad. Se casó con Hamed, un pariente lejano que casi le doblaba la edad, en 2007 sin haberlo conocido antes.

La legislación de su país permite a las mujeres casarse a los 13 años, aunque sus padres pueden pedir permiso a los tribunales para casarlas al cumplir los nueve años lunares, alrededor de 8 años y nueve meses en nuestro calendario.

Hamed era empleado de la Oficina de Relaciones Públicas de la magistratura local y fue hallado muerto en el domicilio conyugal, en Shiraz, en mayo de 2008, mientras Fatemeh se encontraba en la escuela. Ella fue detenida e interrogada sin que la asistiera ningún abogado y al principio “confesó” el asesinato, pero luego dijo que dos personas habían entrado en la casa y habían matado a su esposo. Fue declarada culpable por la Sección 5 del Tribunal Penal de Fars y condenada a muerte. El Tribunal Supremo ha confirmado posteriormente la condena.

Al ser condenada a “quesas”, es decir, castigo equivalente al delito, Fatemeh está ahora en manos de los familiares directos de su esposo, que decidirán si quieren que sea ejecutada o aceptan, si no, una indemnización.

Ehsan, así se le conoce en Amnistía Internacional, es un iraní de 19 años que fue declarado culpable de sodomía por la presunta violación de otro hombre, a pesar de que éste había retirado los cargos antes de que tuviera lugar el primer juicio. Cuando fue detenido tenía 17 años. El hombre en cuestión presentó una denuncia contra él y otros dos jóvenes de intento de violación.

Según informes de Amnistía Internacional, Ehsan sufrió torturas durante casi un mes, tras lo cual confesó los cargos durante un interrogatorio, pero luego se retractó de ello ante el tribunal y negó la acusación.

El Tribunal Penal de Fars lo declaró culpable de sodomía y lo condenó a muerte. De los cinco jueces del tribunal, uno consideró que era inocente y pidió su puesta en libertad. El hombre que lo denunció había retirado las acusaciones contra los tres jóvenes antes de que tuviese lugar el juicio.

La Sección 13 del Tribunal Supremo de Teherán confirmó la condena a muerte y, cuando Ehsan cumplió los 18 años, fue trasladado a la prisión de Adel Abad de Shiraz desde el centro de menores en el que se encontraba recluido.

Irán ha ejecutado desde 1990 al menos a 47 personas declaradas culpables de delitos cometidos cuando eran menores de edad, algo que prohíbe expresamente el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención sobre los Derechos del Niño, tratados de los que Irán es Estado Parte. La última de la que se tuvo noticia es la de un joven conocido como Mohammad A. ejecutado el 10 de julio pasado en Marvdasht, Shiraz, y que había sido declarado culpable de violación y asesinato cuando tenía 17 años.

La adhesión voluntaria a dichos tratados debe formar parte de la milenaria hipocresía de la sonrisa del verdugo.



2 comentarios:

Andrés Ortiz Moyano dijo...

Lamentablemente, Irán se está convirtiendo en el adalid de los NO derechos universales. Alí Jamenei y su perro de presa Ahmadineyad han alimentado un monstruo enriquecido con uranio que no sólo amenaza a la sociedad persa, como en este caso, sino a todo el concierto internacional. El puño de hierro se siente tanto fuera como dentro, pues no olvidemos la contundencia que se empleó en 2009 para aplastar las revueltas populares.

Gregorio Verdugo dijo...

Andrés Ortiz Moyano: es cierto, si desde fuera nos parece duro y rígido, ni te cuento cómo lo estarán pasando los de dentro.