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27 octubre 2010

Sálvese el que pueda en el entorno de Monteseirín

Me aseguran que el alcalde de sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, y su hasta ahora mano derecha, Fran Fernández, delegado de movilidad y presidente de Tussam, ya no van tan al alimón como antes, sino que cada uno va a lo suyo, preocupados como andan ante un futuro venidero más que incierto. Es lo que, cuando jugábamos al fútbol de pequeños, conocíamos como “cada uno para su bolsa”. Parece que en las compactas filas de fieles seguidores del alcalde ha sonado el definitivo grito de alarma de sálvese el que pueda.

Se trata ahora de hacer méritos para que los vencedores se apiaden y permitan la concesión de algún cargo apacible desde el que afrontar las apacibles siestas del olvido que proporciona el retiro político. Hay quien asegura que el alcalde ya ha entregado la cuchara al respecto, de ahí que haya dejado los asuntos de la ciudad en manos del partido, desde donde diseñan la estrategia de cara a las elecciones para Juan Espadas.

Pero Fran Fernández lo tiene mucho más crudo. Amén de los correspondientes enemigos internos en el partido, su currículum como gestor público no puede ser más lamentable y en los últimos días ha saltado su nombre en otro escándalo de facturas falsas en el distrito que es su competencia.

Se puede afirmar sin temor a equivocarse que por donde pasa Fran Fernández no vuelve a crecer la hierba. Es el principal impulsor del Plan de Tráfico del Centro, que no contenta a nadie por la sencilla razón de que se va a implantar sin que exista una mínima posibilidad de transporte alternativo.

Además es el responsable directo de que Tussam, la empresa de transportes urbanos de titularidad municipal, esté en situación de quiebra absoluta y se vea incapaz de responder a las necesidades de la ciudadanía ante las consecuencias que acarreará la implantación del susodicho plan, entre otras cosas porque está reduciendo servicios y la calidad de los mismos, amén de apostar claramente por la privatización de líneas. Aunque Fran Fernández, siempre con la inestimable complicidad de “Adolfo” Arizaga, se esfuerce en que los tiros apunten a otra diana.

La cosa no se queda ahí, a pesar de con eso ya habría más que suficiente para pedir su cese perpetuo, sino que elabora un Plan de Aparcamientos disuasorios que fracasa estrepitosamente antes de haberse iniciado, se inventa unas funciones para los empleados de la grúa municipal que rozan la ilegalidad, desoyendo las recomendaciones del secretario genera del Ayuntamiento, y plantea un ERE en la empresa que la gestiona que deja sin trabajo la mitad de la plantilla.

Por si no fuera bastante, su nombre aparece ligado al nuevo escándalo de las facturas falsas por obras no ejecutadas en el Distrito Este, algo que huele demasiado a ajuste de cuentas atrasadas.

Con semejante historial, ¿quién no estaría loco por contratar para su equipo a esta perla de la política sevillana? Pues eso, que se lo rifarían seguro.



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