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17 agosto 2010

¿Where is Espadas?

El Partido Popular de Sevilla necesita imperiosamente a su sparring. Zoido debe andar hasta las narices de tirar dardos envenenados a un contrincante que es un cadáver político y que, por lo tanto, no producen el efecto deseado. Y, claro, esto pone nervioso a cualquiera.

Tal vez por eso, el nerviosismo que todo lo descompone, el presidente provincial del PP de Sevilla, José Luis Sanz, se ha apresurado a advertir que la derrota del PSOE forma parte de “los objetivos” del actual alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín.

Juan Espadas, el candidato oficial del partido, ha pasado hasta ahora de puntillas por los asuntos de trascendencia de la ciudad. Es más, en muchos de ellos no se sabe ni siquiera cuál es su visión. Pero pretender que esta circunstancia es fruto de un intento de bloqueo por parte del alcalde a las posibilidades del candidato de su propio partido es tan temerario como ingenuo por parte del presidente del PP.

Porque esa invisibilidad momentánea es fruto de una estrategia premeditada. Otra cosa es que guste más o no, o que se juzgue más o menos acertada. Pero considerarla como algo casual o como una zancadilla del alcalde para impedir la victoria de su partido es de una inocencia rayana en la estupidez y también, por qué no, muestra un desconocimiento absoluto de la figura política de Monteseirín.

Puede que el alcalde no se deje la piel en este partido como se le ha dejado en otros más de su interés, puede que su posible salida política conlleve algún que otro enfrentamiento con las altas instancias socialistas y que se escenifique algún escenario de oposición con la línea que marque el partido. Pero de ahí a facilitar la derrota de sus propias filas va un trecho, además de ir en contra de los intereses personales del alcalde.

La invisibilidad de Espadas no es gratuita, ni mucho menos. La herencia de Monteseirín no es fácil de gestionar, y en la mayoría de las cuestiones relevantes puede hacer más daño que bien al nuevo candidato. Y eso en el partido lo saben bien. De ahí que tengan guardado como si de un secreto de Estado se tratase el verdadero arranque de campaña del candidato y las herramientas que utilizará durante la misma.

En el PP andan desesperados por salpicarle con los asuntos más polémicos de la gestión del alcalde, mientras que desde el partido van a la contra, intentando por todos los medios que los populares se ceben con el alcalde y que Espadas no entre en cuestiones cuyo escaso rédito político tendrá que pastorear Monteseirín hasta el final de su mandato.

Entender dicha estrategia como un eludir la batalla es conocer escasamente al PSOE de Sevilla. Porque el escenario de la contienda, por esta vez, lo decidirán ellos.

Otra cosa es que a determinados medios, que llevan ya meses haciendo campaña electoral en favor del PP, les interese ya el que salga a la palestra el oponente.

Ya se sabe, nunca llueve a gusto de todos.



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