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09 julio 2010

El periodismo insultón de Francisco Robles

Tiene toda la razón del mundo Francisco Robles en que el cobro de salarios municipales sin acudir al lugar donde se supone que se trabaja huele a corrupción que apesta. Estando por medio Monteseirín el que una noticia acabe convirtiéndose en un escándalo es ya toda una tradición.
Sin embargo, escribe don Francisco en "Los que cobran sin trabajar":

"Sevilla asiste, una vez más, a un caso de corrupción flagrante sin que se muevan los resortes de su apocada y subvencionada sociedad civil. Casi nadie alza la voz ante semejante escándalo. La gente habla en voz baja o mira hacia otro lado. Ya no se puede esperar nada del alcalde que está más que salpicado por los casos de corrupción municipal que han enfangado sus tres mandatos, con cárcel incluida para dos de sus colaboradores. El desencanto surge cuando se observa la parálisis ética y estética que afecta a una ciudad anclada en el silencio cómplice, en la cobardía como método para sobrevivir, en el consentimiento de estas prácticas que nos emparentan con modelos totalitarios que nada tienen que ver con una democracia de verdad. «Los que cobran sin trabajar» podría ser el nombre de una chirigota gaditana, pero es algo mucho más triste: la realidad de una ciudad que calla y otorga."

Y, como otras tantas veces, le pierden las palabras que emanan de su pluma. Porque por más razón que se tenga en la crítica, que la tiene y toda, esto no faculta a nadie para insultar a cuantos habitamos en Sevilla y llamarnos estómagos agradecidos, faltos de ética, cómplices silenciosos y cobardes, entre otras lindezas.
Se equivoca usted de pe a pa, don Francisco, y lo hace gravemente, porque todos sus lectores de Sevilla, y los que no también, merecen el respeto de su verbo y que no los manche con el mismo fango que ustedes, los propios medios de comunicación, silencian cuando les interesa o les cae simpático el político de turno. No hay más que echar un vistazo a lo que está ocurriendo en la Comunidad Valenciana o recorrer las páginas de este blog y comprobar cuántas cosas de gravedad, algunas incluso con resultado de muerte, se han dejado atrás los medios de la ciudad.
Tal vez sea precisamente por ese servilismo ancestral de los medios por lo que la socedad civil está hoy anestesiada. Párese si no a pensar en ello.







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