cabecera_tipográfica_trans

16 junio 2010

Huelga general a la medida

Las huelgas generales que se plantean en este país, no derriban gobiernos y en pocas ocasiones han resultado útiles para conseguir los objetivos propuestos. De hecho, de las celebradas hasta ahora, tan sólo el paro masivo de diciembre de 1988 consiguió que el gobierno de turno negociara con los sindicatos y acabara retirando la reforma laboral.

A parte de esta honrosa excepción, las demás huelgas generales llevadas a cabo, tanto a gobiernos socialistas como conservadores, apenas han servido más que como un acto de reafirmación colectiva de los sindicatos y una pérdida de salarios para quienes las secundaron.

A mi entender, cuando se convoca una movilización de ese calibre, sólo puede hacerse con dos objetivos básicos. A saber, o el gobierno de turno retira la reforma de marras y busca una salida negociada con los sindicatos, o es el gobierno de turno el que ha de caer y convocar elecciones. No hay más.

Todo lo demás son posturitas de cara a la galería, como esas poses que los chavales entrenan delante de los espejos antes de salir a la calle para impresionar a las chicas y que luego olvidan con la misma perseverancia con la que la han ensayado.

Así que hay una parte que no alcanzo a entender en esta convocatoria, cuando ya se manifiesta de antemano, a tres meses de su celebración, que “la huelga general no es para cambiar de Gobierno”, tal y como han afirmado los secretarios generales de UGT y CCOO cuando han ratificado su convocatoria para el 29 de septiembre próximo.

O tienen muy claro que van a doblegar las intenciones del gobierno, cosa que dudo, o estamos de nuevo ante una de esas convocatorias maquillaje, más ideadas para salvar los propios muebles que para quemar los ajenos.

Con la que está cayendo en Europa, está bien que la movilización se plantee, a poder ser, a nivel europeo. Pero si los sindicatos la rebajan a mero acto testimonial, mal se les pone el panorama futuro, a ellos y a los trabajadores. Y, tal y como está el patio, me plantea serias dudas que un paro de veinticuatro horas sea capaz hoy en día, no ya de derribar un gobierno, sino de conseguir una leve desviación en los planes que nos tienen preparados estos nuevos revolucionarios del capitalismo global.

Ante un ataque tan bestial al sistema que nos rige no caben dudas ni respuestas a medias. Lo que toca es una respuesta contundente que lo haga tambalearse y reflexionar. Claro que esto es más bien difícil, cuando no imposible, si se es una parte consustancial de ese sistema que se dice combatir.

A no ser que lo que se pretenda con el paro es, además de ahorrar un pico en salarios, granjearle nuevas expectativas a Zapatero.



2 comentarios:

nalan dijo...

En mi humilde opinion esto está todo orquestado y nada tenemos que hacer los trabajadores con aquellos que tienen el poder,veras,los sindicatos le dicen al gobierno, oye que me tengo que justificar con el pueblo,y le contesta, vale pero no me des mucha caña que te quito las subvenciones y ademas te cobro los alquileres de los edificios que ocupais,y responden los sindicatos, vale presi no te pongas asi, que sera una movidita tranquila y de corta duracion, que solo es para justificarnos, entonces dice el presi,vale os lo permito, pero tranquilitos que si no ya sabeis.

Gregorio Verdugo dijo...

nalan: es otra manera de expresarlo que está bastante cerca de la realidad.