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23 mayo 2010

En Venezuela los trabajadores también las pasan canutas



Al parecer, el llamado del Presidente Hugo Chávez a que los trabajadores se pongan al frente de la revolución impulsando el control obrero y el socialismo no va con las multinacionales. Es lo que deben pensar quienes trabajan en MMC automotriz en Venezuela.
MMC Automotriz es la filial en Venezuela de la multinacional japonesa Mitsubishi que fabrica los vehículos Mitsubishi, Hyundai y Fuso en aquel país. Su factoría se encuentra afincada en la zona industrial Los Montones, Barcelona, estado Anzoátegui, y cuenta con 1.400 empleados.
Desde 2004, los trabajadores decidieron organizarse creando un nuevo sindicato, Singetram (Sindicato Nueva Generación de Trabajadores de MMC automotriz), que derrotó en las elecciones sindicales al sindicato patronal impulsado por Acción Democrática y desde entonces mantiene una lucha activa por la mejora de la situación, los derechos y la salud laboral de los trabajadores de la factoría.
En la actualidad, la fábrica vive un conflicto que la ha mantenido parada durante dos meses sin que los trabajadores estén cobrando ningún salario y con 170 de ellos despedidos, entre los que se encuentran once miembros de la junta directiva del sindicato.
El origen del mismo no es otro que la decisión de la multinacional de eliminar al nuevo sindicato Singetram, al que están afiliados mil doscientos trabajadores de la plantilla, con el objetivo de endurecer las condiciones laborales y eliminar la contratación colectiva.
Ya en enero del 2009 se inició una lucha contra la externalización en la planta, pidiendo la absorción de la plantilla de la subcontrata Induservis, de 135 empleados, que faenaban en peores condiciones y con menos derechos que los de la factoría. Además reclamaron los derechos de los más de trescientos obreros enfermos a causa de enfermedades laborales fruto de las malas condiciones de trabajo y de la obsoleta maquinaria.
Se realizaron marchas de protesta y se decidió en asamblea ocupar las instalaciones de la empresa como medida de presión. La respuesta de MMC no fue otra que el desalojo violento de la planta ordenado por una gerencia constituida por personas que ya estuvieron implicadas en paro petrolero de 2002 a 2003.
Para llevarlo a cabo, según manifiesta el sindicato Singetram, contaron con la inestimable colaboración de dos jueces corruptos y de la policía del estado Anzoátegui, que violentando la ley regional y nacional que prohíbe portar armas de fuego en marchas o protestas públicas, decidió desalojar por la fuerza a los más de 1.000 trabajadores que custodiaban la planta.
El 29 de enero de 2009, durante dos horas y media los empleados resistieron ante sesenta policías armados que dispararon contra todos lo que estaban dentro de la planta, produciendo la muerte de dos de ellos, pero sin conseguir entrar en ella.
Tras tres meses de ocupación, se alcanzó un acuerdo que puso fin a la ocupación, en el que la empresa aceptó la mayoría de las reivindicaciones planteadas. A raíz de este suceso, el objetivo primordial de MMC pasó a ser desmantelar el sindicato que había logrado derrotarla en tan importante batalla.
MMC efectúa un paro patronal en agosto de ese mismo año e intenta culpabilizar a la plantilla del mismo. El paro fue denunciado ante la inspección de trabajo y ésta culpa a la gerencia del mismo.
A partir de entonces, la empresa cambia de estrategia y se apoya en sectores del aparato del estado venezolano y de la burocracia del PSUV para doblegar a la plantilla. A finales de diciembre, la Ministra del Poder Popular para el Trabajo, María Cristina Iglesias, ordena despedir a toda la directiva de Singetram en un auto que el sindicato considera arbitrario y que vulnera los derechos sindicales.
Durante el mes de enero del pasado año, las provocaciones de la gerencia se acentúan, deteniendo las rotaciones en el puesto de trabajo para impedir sobre cargas y lesiones. La plantilla decide efectuarlas por ellos mismos y los directivos vuelven a paralizar la empresa el 15 de febrero y que dura hasta hoy.
La paralización requería la autorización del Ministerio del Trabajo, por lo que la gerencia culpabiliza de nuevo a los trabajadores de la misma y llama a dos altos funcionarios del estado cuya actuación es rechaza y repudiada por el sindicato.
El Ministerio del Trabajo toma entonces las riendas del asunto y emite calificaciones de despido a un primer grupo de 40 obreros, por lo que la plantilla se pone en huelga y recibe como respuesta otras dos tandas de 40 empleados despedidos. En total son ya 170 los que cuentan con calificaciones de despido.
Las condiciones que la empresa trata de imponer hablan por sí solas; eliminación del convenio colectivo, trabajo a destajo a 7 bolívares la hora y eliminación de la organización sindical.
El sindicato Singetram denuncia la campaña de criminalización que intenta acallar su lucha con la colaboración de la burocracia del Estado, que les ha llegado a acusar de violentos, corruptos y de mafia sindical.
Los trabajadores de MMC y Singetram se han caracterizado siempre por una férrea defensa de la revolución, participando activamente en la formación del Frente Socialista de Trabajadores, en la campaña por la enmienda constitucional de 2009 y formando más de 50 patrullas laborales del PSUV. En sus filas, más de 600 trabajadores están afiliados al PSUV.



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