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03 febrero 2010

Decadencia de lo político

Josep M. Vallés

La globalización. Una determinada idea de la globalización se convierte en la coartada resignada para reducir el espacio político hasta hacerlo insignificante. En este contexto, las opciones políticas mayoritarias ofrecen poco margen para la oferta de alternativas distintas. Porque los límites del juego vienen marcados "desde fuera". La disputa política no se plantea, pues, sobre programas sustantivos que apenas se distinguen entre sí. Si no hay diferencias y "todos son iguales" -no sólo los políticos, sino también sus programas-, ¿cómo podrá estimularse algún interés por lo político? El único estímulo será el fabricado por el marketing, encargado de suministrar envoltorios diferentes para disimular propuestas similares.
El énfasis sobre la calidad del "liderazgo" enmascara la irrelevancia del rumbo que un presunto líder debería fijar. Porque -bajo la apariencia de liderazgo político- sólo hay un "piloto automático" teledirigido por la globalización.
Este fatalismo resignado es una negación de la política como capacidad para decidir entre alternativas de futuro colectivo. Con todo, los datos no siempre abonan la irrelevancia de la política para afrontar grandes problemas. Con decisiones no siempre coincidentes y por tanto discutibles, la política ha tenido que remediar los efectos más catastróficos del pretendido "piloto automático" que llevaba al mundo occidental al borde del abismo económico y social.”

Más en “La condena social de los políticos”.



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