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26 noviembre 2009

Florece la Sevilla negra

Existe una Sevilla oculta, una Sevilla negra, enfangada en tópicos, que se resiste a que la ciudad pertenezca a todos sus ciudadanos y deje de formar parte de su exclusivo patrimonio en orden a no sé qué privilegios ancestrales heredados por la vía de la sangre de una alcurnia decadente. Es la Sevilla que expulsó y condenó a Cernuda, de la que renegó Machado porque le helaba el corazón y mustió el fresco limonero de su infancia para siempre.

Es la Sevilla que se niega a que la ciudad cambie para que todo siga igual, la que goza acosando a los más débiles y luego se profesa en hipócritas puñetazos de arrepentimiento sobre el pecho, cargada con una cruz de madera persiguiendo a una imagen itinerante. Una Sevilla maestrante y clasista que se empeña en imponer un modelo de ciudad a su medida y se niega a desprenderse de sus privilegios obtenidos en el medioevo.

La Sevilla que vela a la otra gran parte de la ciudad que se rebela contra la cultura de la jarana y la pandereta y que no quiere perder el tren de los tiempos.

Esa Sevilla rancia y atávica, negra como el pozo de los tiempos, que homenajea al señorío en vez de a la labor honrada, está floreciendo estos días con una ira renovada.

Porque lo que más le jode a esa Sevilla es que pueda existir alguien que piense diferente, que entienda que las cosas pueden cambiar a mejor, aunque ello signifique mover o tirar abajo alguna que otra absurda tradición interesada.

Yo reivindico desde aquí la Sevilla fresca de las ideas, la de los ciudadanos que saben convivir y cambiar las cosas en su momento para no quedarse anclados en la prehistoria de los tiempos.

Porque son ellos y no otros quienes consiguen que esta ciudad avance y evolucione, aunque para ello tengan que arrastrar la rémora insufrible de esa Sevilla inmovilista y retrógrada, de la Sevilla más cateta.



13 comentarios:

Danjuro dijo...

Brillante. Yo también me he tenido que topar con esa Sevilla. Desgraciadamente llega hasta las más altas instituciones educativas. Te puedes imaginar lo pernicioso que resulta.
En Huelva tenemos algo parecido, aunque con una diferencia: es el orgullo de ser algo cuando todo el mundo sabe que, como ciudad, no somos nada.

Gregorio Verdugo dijo...

Danjuro: gracias Dani. Esta lacra que nos corroe y que sólo atiende a sus intereses particulares está soñando siempre con paralizar la ciudad, con impedir que avance. Y ya cansan.

Anónimo dijo...

Excelente radiografia de una parte de la ciudad que nos hace retroceder socialmente.

Gregorio Verdugo dijo...

Anónimo: gracias, es exactamente lo que pienso.

Daniel dijo...

Muy acertada la entrada Gregorio. Una Sevilla que también nos afecta a los jóvenes y que pesa como un lastre que impide ascender a un globo. Confiemos en que el aire caliente tienda a subir y vayamos descolgando esos lastres poco a poco.

Por cierto te sigo a diario (siempre que publiques algo) y se me olvidó comentarte el otro día que me gusta mucho como tratas los temas de nuestro alcalde. Sin faltar el respeto pero poniendo puntos sobre las íes. Enhorabuena.
Un saludo.

Gregorio Verdugo dijo...

Gracias Daniel, algún día seremos capaces de librarnos de ese sobrepeso tan molesto.
En cuanto a lo del Alcalde, intento ser justo, lo que no significa que no pueda hacer crítica constructiva, que sirva para algo al menos.

AdP dijo...

Llevo un rato mirando la fotografía de la presentación del cartel y me parece que están los cuatro encantados de haberse conocido. Y el cartel en sí, me parece más falso que un billete de tres mil pesetas. Mentiras y apología de los mitos.

Saludos.

i met you dijo...

En Madrid los mismos x los mismos para los mismos, la eterna canción de cuna de nuestro querido país.

en fin

menos mal que de los otros tambien hay, somos un montonazo y no nos cierran la boca ni para dormir.

bss

i met you dijo...

por cierto buen cambio de foto, se te ve muy interesante:))

Gregorio Verdugo dijo...

AdP: jejeje, lo has descrito perfectamente: un billete de tres mil pesetas. ¡Qué tiempos!

Gregorio Verdugo dijo...

i met you: gracias, sí me parece que es un mal general de este país, pero en esta ciudad, como casi todo, es especial.

151 dijo...

Cani: Pienso que no se debe vincular la pandereta y la jarana al lastre que impide que una ciudad crezca. Es cierto que es totalmente incompatible las vivencias de los corrales de vecinos con los de una ciudad que quiere a sus habitantes en un estado socioeconomico mas avanzado...hasta ahí bien.
Pero mas alla de eso esta la cultura del pueblo, la vivida y no la cultura de Bruselas, esto es Sevila y como cualquier otra ciuudad estamos sustentados por un pasado, que puede o no ser compartido, pero es asi.
A partir de eso lo que define una gran ciudad es la capacidad por consensuar todas las tendencias, la modernidad, la pandereta, la jarana, el del capirote, el de la tertulia intelectual, etc...esa es la ciudad con futuro ¿o no es asi Nueva York?...pues si como tambien lo es Nueva Orleans, estereotipo claro de la pandereta del "Jazz".
En fin...mi pensamiento rechaza la maxima de ..."Conmigo o contra mi" y en esto tambien.
Un abrazo cani.

Gregorio Verdugo dijo...

151: Isi, yo soy pura mezcla, por mis venas corre sangre castellana, andaluza y seguramente árabe también. Pienso, como Pau Donés, que en lo puro no hay futuro, el futuro está en la mezcla. Y es a la mezcla sana a la que estos tíos se oponen. No la quieren, porque saben mejor que nadie que eso es evolucionar y lo que ellos quieren es precisamente todo lo contrario.
No me parece mal que exista la pandereta y la jarana, lo que me parece aberrante es que algunos nos la quieran imponer como la única posibilidad en base a unos intereses particulares oscuros y retrógrados.
Sevilla es mucho más y sabe adaptar su personalidad a cada circunstancia. No me vale que nos quieran anquilosar en el pasado y ebn el tópico. Sevilla sabe sobrevivir y adaptarse mejor que nadie. Que nos dejen tranquilos.
Un abrazo.