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04 noviembre 2009

Cruces sí, cruces no

El Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha dictaminado que la presencia de los crucifijos en las aulas es una violación de la “libertad de religión de los alumnos”. Al parecer no todo el sentido común está perdido en Europa.

La reacción del Vaticano no se ha hecho esperar y ha manifestado que ha acogido con "estupor y amargura" una sentencia que califica de “miope”. Nunca ha ido con ellos el refrán de cada uno en su casa y dios en la de todos.

En el suelo patrio, como siempre, el debate se enriquece. Mientras unos afirman que la noticia te reconcilia con Europa, otros proponen suprimir también las banderas de los centros educativos. A fin de cuentas, no todos tienen por qué estar de acuerdo con la identidad nacional que proponga el sistema.

A este paso, la mejor medida sin duda sería no prohibir ningún tipo de símbolo, para que los niños se encuentren cada día con el maravilloso espectáculo de una amalgama de cruces, medias lunas, hoces y martillos, cruces gamadas, estrellas de David, banderas de diferentes tonalidades, y un largo etcétera a la hora de acudir cada día a sus clases.

Igual así despertamos su apetito por el saber y desarrollamos en ellos el instinto de mandar al carajo de una vez a cuanto símbolo ha inventado el hombre con el único objetivo de confundir y aprovecharse de los demás.



6 comentarios:

Anónimo dijo...

El otro día leí que tampoco dejaron entrar a un chaval por llevar una camiseta de un equipo de fútbol. :P

Aquí habría que abrir otro debate sobre los símbolos que nos encontramos donde vamos y los que llevamos nosotros mismos. Es lícito eliminar un cruz de un aula pero dejar que la lleve un alumno colgada al cuello? Es lícito que unos padres denuncien símbolos católicos en clase, pero "inciten" (por no decir "obliguen") a su hija a llevar velo islámico?

Gregorio Verdugo dijo...

Coyote: buena propuesta para un debate, que creo que va en la línea de lo que yo he expresado. Cada uno que haga de su capa un sayo en lo individual. En lo coletivo fuera cualquier símbolo, sea de la índole que sea. Algo así sería mi postura.

Enrique dijo...

Para que la sociedad sea libre, ha de eliminarse de los sitios comunes o públicos cualquier simbología que atente contra la libertad de las personas, las creencias así como las ideologías pertenecen al terreno personal de cada cual, pero hay gente que se empeñan y no saben hacer otra cosa más que imponer sus criterios, de otra forma jamás serian tenidos en cuenta, además tienen la desfachatez de decir que con ello lo que pretenden es “salvarnos” de la esclavitud, encima con guasa.¡¡ Menudo rebaño!!. Salud Grego.

Gregorio Verdugo dijo...

Enrique: lo de obligarnos a una determinada manera de vivir es ya una obsesión para estos señores. Aquí, en cuanto alguien tiene algo de poder, lo primero que se le ocurre es imponerle a los demás determinada forma de enteder la vida y dejando la libertad individual de cada uno a la altura de la suela de los zapatos.

Anónimo dijo...

Este es un país muy dado a los símbolos: dios, patria, rey. Y de ahí abajo, pues igual: fútbol, coche, marca. Desde el bautismo hasta la misa de difuntos, estamos clasificados y marcados como corderitos resignados. La laicidad es una lucha constante contra tanta símbología reinante que anula la razón y la crítica.

Gregorio Verdugo dijo...

Anónimo: habrá que darle entonces la bienvenida a la laicicidad.