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06 octubre 2009

La catetada de los candados en el Puente de Triana en Sevilla

A veces los medios, con tal de rellenar páginas al precio que sea, ven debate y polémica donde no lo hay y lo fomentan con el único propósito de armar un artículo que les permita rellenar una página ante el vacío informativo. Algunos todavía no han sido capaces de comprender que, a veces, el silencio puede ser la mejor de las noticias.

Es lo que en estos días está sucediendo en Sevilla con el ridículo y patético caso de los candados de enamorados en los puentes y monumentos de la ciudad, y más en concreto en el Puente de Triana, que genera titulares del estilo “Entre la tradición y la polémica”, “Llegan a Sevilla los candados del amor” o “Cientos de parejas sellan su amor en el Puente de Triana”.

Titulares que luego aparecen aderezados en los textos periodísticos con expresiones del tipo “un auténtico debate ha surgido”, recogiendo incluso opiniones a favor y en contra que no interesan a nadie.

Y claro, como lo que no está en los medios no forma parte de la realidad, pues la costumbre analfabeta, lejos de desaparecer, se extiende como una plaga y lo que comenzó siendo, por lo que cuentan, una chiquillada de dos estudiantes Erasmus enamorados pues se ha extendido del Puente de Triana al de San Telmo y al Monte Gurugú del Parque de María Luisa y, de seguir así, amenaza con afectar al mismísimo Giraldillo que corona la Giralda.

Porque es tan descabellado el asunto que hasta ha tenido que intervenir el Ayuntamiento de Sevilla y aprobar en el pleno del 22 del mes pasado la retirada completa de los dichosos candados y que no rehusará hacerla hasta frenar su preocupante proliferación.

Me desagrada sobremanera que los medios pierdan ocasiones como éstas para dejar de ejercer una de sus funciones más importantes: la de llamar a las cosas por su nombre.

Porque, por más que la irrespetuosa costumbre se haya puesto de moda por aparecer en la última novela del escritor italiano Federico Moccia, “Tengo ganas de ti”, lo de lastrar monumentos emblemáticos de la ciudad con una carga añadida de hierro y acero no deja de ser una catetada como la copa de un pino. Y a pesar de que los italianos tengan la fea costumbre de arrojar todo tipo de material ferruginoso a sus ríos, fuentes y monumentos públicoa.

En Sevilla, a veces, a catetos no nos gana nadie.



16 comentarios:

Jesu dijo...

Ya lo he dicho muchas veces, y lo reitero: algo deleznable, por ser una costumbre hortera, pastelosa y ridícula, importada, inventada por un escritorzuelo de folletines rosas para preadolescentes hormonados, e italiano, para colmo. Para que luego digan que lo importante es leer, no importa qué.

En cuanto al ridículo de lo de los medios respecto a este tema, sólo te diré que viendo el guarda (los ejemplos que has citado) se ve la choza.

Gregorio Verdugo dijo...

Jesu: gracias, compadre, la verdad es que me da vergüenza ajena que estas cosas sucedan en mi ciudad.
Nos vemos en clase.

Fitopaldi dijo...

Como que uno le ponga a su blog la marca de una bebida. Pero oye, de sevillanas maneras.

Cassandra262 dijo...

Hola Jack. Soy Cassandra la compañera de Jesu en el Blog "Sin futuro y sin un duro" También he escrito un post sobre el tema de los candados y en Sevilla no sois los únicos. También esta moda ha llegado a Galicia, en el puente de la ciudad de Ourense, en A Coruña y al parecer en Madrid (digo al parecer porque yo, que soy de allí, no he visto ninguno por ahora). Yo personalmente veo muy bien que los quiten porque, aparte de no ser muy estético, el peso de los dichosos candaditos pueden modificar la estructura del puente. Y no solo eso, ¿que pasa con las llaves que tiran al río? Porque habrá debajo del puente de Triana una cantidad de llaves oxidadas por el agua. Un saludo

jota dijo...

ah, los enamorados! amparados por su fuerte sentimiento (o convirtiéndolo en una parodia de película romántica), creen legítimo su pequeño vandalismo callejero... deforman los monumentos en nombre de su amor y hay que suspirar evocadoramente, pero un grafitti artístico está penado con multa! lo que me hace gracia es que Sevilla, por tradicional, adopta todas las tradiciones, las suyas y las ajenas: los candados del amor, dentro de poco halloween, y en febrero, por cojones, carnaval. Supongo que el oktober fest está al caer.
No es que esté en contra de esas fiestas, pero si no nos pertenecen, no las sentimos y no derivan de nuestra cultura... ¿por qué hacerlas?
Los candados en el puente de triana, que es una cosa de 2 años para acá, ya se llama tradición en muchos de esos titulares que mencionas...
Me siento como un triste indio mojave al ver cómo una tradición mucho más ancestral y arraigada en sevilla, como es mi querida botellona, fue arrancada de la población a base de sitio policial. Tradición, oiga!

Este puede parecer un comentario un poco disperso, pero quiero decir con todo ello: Tradiciones postizas, no gracias (y botellona sí, que vuelva)

Daniel dijo...

Christopher Polhem, inventor del candado moderno se tiene que estar revolviendo en su tumba.

Anónimo dijo...

Lo de colgar las zapatillas viejas de los cables de la luz merece post aparte :D

Gregorio Verdugo dijo...

Fitopaldi: de sevillanas maneras, lo del nombre del blog tiene una explicación que es demasiado larga para un comentario.
Pero si bicheas por los comienzos del blog entenderás por qué.

Gregorio Verdugo dijo...

Cassandra262: gracias por ampliar la información, y sí, en el fondo del Guadalquivir debe haber hierro como para seis ferreterías.

Gregorio Verdugo dijo...

J: genial, como siempre.

Gregorio Verdugo dijo...

Daniel: probablemente de risa, no creo que lo inventara para aprisionar al amor.

Gregorio Verdugo dijo...

Coyote: en este blog hice una vez uno con una foto de una esquina de mi barrio, alguien me dijo que lo hacían para señalar que en esa zona se vende droga. No he podido contrastar que sea por ese motivo.

megustas dijo...

qué casualidad jack, yo fui a Sevilla el pasado domingo y crucé por el puente de triana y ví algunos candados y pensé ( en mi ignorancia supina) que era una tradición sevillana y ahora tú me cuentas que se trata de un acto 'espejo' y 'reflejo' un copia y pega de otros lugares y falsas tradiciones.
de todos modos en el puente de triana me vino una canción de Lole y manuel que hablaba de lo dificil que es decidirse entre Sevilla y Triana...y no poder elegir
unbesote

Gregorio Verdugo dijo...

megustas: la gente de Triana, cuando se dispone a cruzar el puente para ir al centro de la ciudad, suele decir "voy pa Sevilla". Con eso te lo digo todo.

Anónimo dijo...

Lo de los zapatos colgando de un cable está muy relacionado con la droga. Sólo voy a decir una cosa: junto al mítico bar Trinidad, que casualmente no cierra en toda la noche y da cobijo en sus madrugadas a gentes de reputación en entredicho, hay un par de zapatillas colgantes...

Gregorio Verdugo dijo...

Anónimo: esto tenía entendido, yo sé de unos cuantos sitios más en los que se puede establecer la misma relación.