Somos el sexto país del mundo que más armas vende tras Estados Unidos, Rusia, Alemania, Reino Unido y Francia. En el último año hemos ascendido dos posiciones en este macabro ranking. Para el negocio de la muerte no existe la palabra crisis. En el sistema capitalista la muerte siempre ha sido símil de excelentes réditos.
Nuestras armas arrancan vidas de civiles inocentes allá por el ancho mundo para que puedan lucrarse unos cuantos. Las armas no dejan de ser mortales por estar envueltas en palabras bonitas.
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