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16 septiembre 2009

¿La falta de autoridad o el desinterés?

A propósito de esto que escribí ayer, me encuentro hoy en El País esto otro:

“Un amigo lo resumía con contundencia al considerar que los estudiantes universitarios eran el grupo con menos interés cultural de nuestra sociedad, y eso explicaba que no leyeran la prensa escrita, a no ser que fuera gratuita, que no acudieran a libros ajenos a las bibliografías obligatorias o que no asistieran a conferencias si no eran premiadas con créditos útiles para aprobar cursos. Aunque podría matizarse la afirmación de mi amigo, en términos generales responde a una realidad antipática pero cierta, por más que todos los implicados en el circuito de la enseñanza reconozcan que no se trata de la mayor o menor inteligencia o sensibilidad de los universitarios actuales con respecto a generaciones precedentes, sino de otra cosa.
Esta "otra cosa" es lo que ha desgastado irreparablemente a los profesores que optan por marcharse a casa. Éstos no se han sentido ofendidos tanto por la ignorancia como por el desinterés. Es decir, lo degradante no ha sido comprobar que la mayoría de estudiantes desconocen el teorema de Pitágoras -como sucede- o ignoran si Cristo pertenece al Nuevo o al Antiguo Testamento -como también sucede-, sino advertir que esos desconocimientos no representaban problema alguno para los ignorantes, los cuales, adiestrados en la impunidad ante la ignorancia, no creían en absoluto en el peso favorable que el conocimiento podía aportar a sus futuras existencias.”

Más en “Disparad contra la Ilustración”.

Sacad vuestras propias conclusiones.



2 comentarios:

Unknown dijo...

¿Cómo se puede pretender crear interés ante el camino hacia un algo que se consigue más fácilmente por otro camino? ¿Quién va a una charla aburrida que no aporta nada más que a la cuenta corriente del conferenciante? ¿Quién lee un libro si quien no los lee maneja la televisión de nuestro país (al margen de Florentino)?

Ahora bien, si no fuera por los jóvenes, todo lo que se dice que no hacemos no se podría hacer, porque la mayoría de esas cosas las hacen los jóvenes. Bien distinto es que desde la Torre Picasso no se vea lo que hay.

Gregorio Verdugo dijo...

Antonio: como toda generalización, quizás sea algo descabellada y exagerada, o al menos sesgada. Estoy de acuerdo contigo. Se está extendiendo la imagen de que la juventud de hoy es sólo la del botellón y, aún así, generaciones anteriores, como la mía propia, que también filtrearon lo suyo con las drogas y el alcohol, y esto no supuso ningún impedimento para que lograran otros propósitos y objetivos, aunque bastantes se quedaron por el camino.
Yo no observo tanto desinterés en general, sino una serie de interesés distintos, también un bajón en lo que antes se denominaba "cultura general", pero sobre todo una falta manifiesta de compromiso como seña de identidad. Puede que esté equivocado y que no comprenda bien a los jóvenes de hoy, ojalá. Pero en mayor o menor grado, así lo percibo, como también capto las muchas y honrosas excepciones. Otra cuestión, y otro debate, sería qué tipo de sociedad es la que hemos sido capaces de crear y consentir para ellos. Ahí estoy totalmente de acuerdo contigo y entono el mea culpa, porque eso es una herencia de la cual las generaciones anteriores somos los únicos responsables.