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13 septiembre 2009

Enterrar la cabeza bajo tierra en Sevilla

“Por ejemplo, el carril-bici ha emprendido una deriva en su desarrollo manu militari. La máquina está engrasada y no hace prisioneros. No existe, y si existe no se conoce, contacto alguno con los colectivos vecinales por donde discurrirá. Su trazado no se somete a sugerencias, los arranques de obras ni se negocian ni se anuncian. No se informa a los vecinos ni de qué obra se trata ni de cuánto durará. Ni siquiera informan del lugar al que han trasladado provisionalmente los contenedores de basura. Es un proceder absolutista. Y, desde luego, se me ocurren cien mejores formas de hacerlo antes de que el carril-bici se convierta en algo antipático hasta para sus propios defensores.

Ahí tiene tajo el alcalde, que anunció hace dos años y medio que esta sería la legislatura de “los pequeños detalles”. A día de hoy brilla por su ausencia un modo racional, ordenado, y transparente de hacer las cosas. Da igual que sea la Oficina de la Bicicleta tutelada por IU la causante de los estropicios, el alcalde recogerá los frutos del éxito del carril-bici y también debe pechar con sus averías. Y no sería la primera vez que se juzgue una gestión por las pequeñas cosas. Ese es el quid. Lo otro, la queja desaforada, debería preocuparle menos porque no van a desactivarla hagan lo que hagan: debe ser gente que entierra la cabeza bajo tierra.”

Más en “Avestruces en Sevilla. Antonio Hernández Rodicio”.



2 comentarios:

Daniel dijo...

Uno de los vicios más comunes de Sevilla es el de protestar por todo lo que hace el Ayuntamiento. Da igual lo que haga, la praxis colectiva es la protesta. ¡Primero quéjate y luego pregunta!. Esa sería una buena inscripción para blasonar el escudo de armas de la ciudad.

El alcalde no ha tardado en responder en su blog: http://smsevilla.wordpress.com/2009/09/13/avestruces-en-sevilla/

Gregorio Verdugo dijo...

Daniel: ya la he visto. El alcalde es rápido como un rayo.