Medio millón de mujeres y niñas viven desprotegidas en el este del Chad. El conflicto bélico de Darfur y la crisis interna de Chad han provocado que miles de familias hayan tenido que abandonar sus hogares para buscar refugio. Las mujeres corren el riesgo de ser violadas, raptadas, abandonadas por el padre de familia, tienen una movilidad muy restringida, alimentación de mala calidad y enormes dificultades para conseguir formas de ganarse la vida.
Las mujeres del este de Chad necesitan estar y sentirse protegidas. Todas repiten una y otra vez que quieren volver a sus casas, a sus tierras, a tener otra vez animales, quieren dejar de sentirse encerradas y volver a tener una vida digna pero que no pueden hacerlo hasta que no haya cierta seguridad en la región.
En el año 2005, los estados miembros de Naciones Unidas aprobaron la Responsabilidad de Proteger, una resolución que reconoce que los gobiernos son responsables de proteger a sus ciudadanos ante flagrantes violaciones de los derechos humanos como el genocidio, los crímenes de guerra y la limpieza étnica. La norma también establece que cuando un estado no quiera o no pueda hacerlo, entonces es la comunidad internacional quien debe asumir esta responsabilidad.
Pero a veces no hay voluntad. O no interesa. En demasiadas ocasiones las consideraciones económicas o políticas pesan más que la protección de las personas inocentes o la atención de sus necesidades. Y esta falta de voluntad política puede ser tan mortífera como las balas y misiles que caen sobre los civiles.
Intermon Oxfam ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas para solicitar al ministro Moratinos que el Gobierno español contribuya a la misión de paz de Naciones Unidas y que impulse la implicación decidida de la UE en el proceso de democratización del país.
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