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14 mayo 2009

El verdadero Estado de la Nación

Las aficiones de dos equipos, que son emblemas históricos del nacionalismo de dos comunidades de este país, se reúnen en un estadio de fútbol para presenciar la final de una competición que ambos han logrado alcanzar.

Cuando suena el himno nacional, en honor a la presencia de los reyes en el palco, ambas aficiones manifiestan su sentir regalando una sonora pitada al símbolo que representa la unidad indivisible del país que ellos no comparten. Nada nuevo.

Es la hora de los salva patrias y, cómo no, TVE censura la pitada, supuestamente omitida por un más que sospechoso error humano, y la emite cuarenta y cinco minutos después, durante el descanso del encuentro, maliciosamente minimalizada. Tampoco nada como para extrañarse.

Hoy es el día del análisis, siguiendo con la peculiar cronología periodística, y como también era de esperar, los linces de la observación política y sociológica de este país saltan a la palestra de la opinión pública y nos muestran su particular visión del evento y sus conclusiones magistrales para engrosar los anales de la Historia.

En consecuencia, lo que se pudo ver ayer en Mestalla no es sino “la realidad de un país dividido, divorciado de sus dirigentes políticos, con regiones cuyo nacionalismo, cobardemente mimado por el gobierno de Zapatero, ha abrazado abiertamente el independentismo, y con una televisión pública que se atrevió a hacer lo que no se hacía en España desde los tiempos del general Franco: censurar políticamente información crucial en un espectáculo deportivo de interés general”. El verdadero Estado de la Nación. De cajón.

Como para hacérselo mirar.

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