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21 mayo 2009

El surrealismo de Camps

Lo peor no es la degradación de la política y la indignación que te corroe porque sabes que nunca dejarán de ocurrir estas cosas, lo peor es el insulto a la inteligencia, el que nos tomen por estúpidos sin capacidad de enmienda, capaces de tragarnos cualquier bola, por gorda que sea, por las tragaderas convertidas en alcantarillas pestilentes.
La cosa no puede ser más surrealista. Camps se reconoce muy satisfecho, al fin, de "haber podido contar la verdad", a pesar de que las facturas del vestuario continúan sin aparecer. Su mentor, Rajoy, manifiesta que "está muy contento de que haya salido sin ningún cargo". Y Arenas, ese delfín sagaz donde los haya, reitera su confianza plena en quien es incapaz de demostrar que se ha comprado unos trajes de nada.
Muy fuerte debe ser lo que fuman, porque resulta que el trajeado sin facturas ha salido como entró, es decir, imputado por cohecho. Y, además, se ha permitido el lujo de contarle aljuez el cuento de la buena pipa, aquello de que los pagué en efectivo (¿en billetes de quinientos dentro de una bolsa de basura?).
Como dice Nacho de la Fuente en su blog, las tiendas deben tener registrado el día y la fecha de pago, salvo que nosotros seamos gilipollas.
Claro que igual es que así lo piensa, viniendo de un cura no me extraña nada.
Si es que no tienen remedio.

1 comentario:

Tanhäuser dijo...

En Gran Bretaña también hay corruptos. La diferencia es que mientras aquí, se envalentonan, allí piden perdón.