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25 marzo 2009

La Semana Santa y el alcalde de Sevilla

Al Alcalde de Sevilla, ciudad cofrade donde las haya, lo he visto durante algunos años presidiendo desfiles profesionales en Semana Santa, desconozco si sólo por obligación del cargo o también por apego al espectáculo en sí.

Me extrañaba a mí, que con la que están liando los talibanes integristas de este lado del charco con el tema del aborto, el alcalde de una ciudad como Sevilla, no tuviera nada que decir al respecto. Y hoy ha hablado por fin y ha insistido en que sólo se trata de un debate político y que no debe salir de ese marco. Algo bastante recomendable por cierto en una ciudad como la nuestra.

Pero Monteseirín ha ido más lejos y se ha quejado de "determinado sector, no precisamente las hermandades, que intenta usar el nombre de Dios en vano y patrimonializar la idea de religión e imponer a todos los demás un fundamentalismo cristiano que yo rechazo".

El alcalde se ha mojado, cosa harto complicada en Sevilla con este tema. Porque aquí, a quienes hemos echado los dientes y el cuerpo escuálido en esta ciudad de sueños, tengamos el pensamiento que tengamos, nos resulta difícil encontrar a alguien que no le guste la Semana Santa de esta ciudad, aunque sea por muy diferentes motivos.

Lo llevamos en la sangre desde pequeñitos y quien no la vive como una manifestación de fe, lo hace como espectáculo incomparable para todos los sentidos. La comunión de la primavera con los desfiles procesionales tan peculiares que se dan en Sevilla es una suerte de magia que te embauca como la sonrisa de un payaso a un tierno niño.

Yo, que no soy nada creyente y mucho menos Antonio Burgos, me embriago con la gente adueñándose de las calles y los bares para vivir una ciudad que se abre como los pétalos de una flor para entregarse a su gente.

Por eso respeto a la Semana Santa de Sevilla y a sus artífices, aunque no comparta en absoluto sus creencias. Y por eso defiendo también que ha de seguir así, alejada de instrumentalizaciones que no le son propias y que han de tener otros cauces más adecuados.

Porque los sevillanos, creyentes y no creyentes, no debemos permitir que esos fundamentalistas cristianos a los que se refiere el alcalde se apropien de algo que es de todos y que hemos sabido compartir a través de los tiempos desde el más absoluto respeto.

Y si a los talibanes integristas no les gusta, que se jodan.

8 comentarios:

Tanhäuser dijo...

Bien dicho. Sí señor.

Anónimo dijo...

Eso.

Juan Carlos López dijo...

Creo que es la posición justa de un amante no creyente de su ciudad.

Mi punto de vista es distinto, pues encuentro bastante farfolla en muchas procesiones, salvo honrosas excepciones. Con todo, pese a que a veces hayan molestado mis pasos de viajero, mientras no se me restriguen por la cara, las respeto y, si es el caso, me doy la vuelta.

Oponerse, por tanto, a tradiciones que atraen, por diversos motivos, a tantos seres, no es razonable. Otra cosa es, desde luego, que algunos fanáticos mezclen las churras con las merinas.

Gregorio Verdugo dijo...

Tanhäuser, Rafa, Juan Carlos: ganamos todos cuando somos capaces de ser sinceros con nosotros mismos desde posiciones diferentes. Yo lo he vivido así, pero habrá otros que lo hayna vivido de manera diferente. Lo cierto es que todos lo hemos vivido de alguna manera y siempre ha habido y habrá un punto de encuentro sin que eso signifique que nadei tenga que renunciar a sus creencias.
Un saludo.

Anónimo dijo...

El alcalde también ha dicho que se opone a una de las propuestas de la ministra Aído, o sea, a que una menor de edad pueda abortar sin conocimiento de los padres. Creo que la ministra debe rectificar en este asunto, no se sostiene y Monteseirín ha sido razonable.
Muy bien expresado el sentimiento mágico de la primavera sevillana y su fusión con las procesiones, fuera de aquí cuesta trabajo comprenderlo, aquí no lo entendemos, simplemente lo vivimos, que es más interesante, ¿no?

Gregorio Verdugo dijo...

Ánónimo: yo creo que se está trabajando para modificarlo en esa dirección. Este país no está preparado para que los jóvenes puedan tomar decisiones a los 16 años todavía. Sería conveniente que la Iglesia también coordinara en dicho sentido y que se exigiera el mismo consentimiento paterno para las bodas de personas con esas edades.
Tú lo has dicho, aquí simplemente lo vivimos y lo expresamos.

harris dijo...

Soy cristiano, practicante e intento ser coherente con mis creencias. Por eso me niego a aceptar que la semana santa sea solo un aspecto cultural de nuestra ciudad. Son los dias mas importante de la vida de nuestro Señor. Y el sentido de las procesiones es hacer la estación de penitencia a la santa iglesia catedral. En cuanto al alcalde, sería conveniente que algún asesor le comentase que no hay ningún ápice de coherencia en su declaracion. La procesión se lleva por dentro, la hipocresía que rodea a ese mundillo no tiene porque mancillar a los fervientes cristianos que se ponen túnicas y capirotes para limpiar sus almas. Me hace gracia la tolerancia de "boquilla" que tienen por estandarte la izquierda rancia.

Gregorio Verdugo dijo...

rris: pues yo soy ateo, y no creo que tenga que limpiar mi alma por ello, es más, estoy seguro que muchos cristianos de penitencia y vela en el costado tienen bastante más de lo que arrepentirse que yo. Y perdona que te diga, hay muchas otras maneras de vivir la semana santa que no son como la tuya, aunque no te guste, y todas son igual de respetables. Aquí no hay silicios, sino personas que se expresan en libertad.